La identidad es la forma en la que nos definimos individualmente, aunque siempre está influenciada por el mundo que nos rodea, por los círculos a los que pertenecemos y por los grupos con los que nos identificamos.
Cuestiones como la nacionalidad, nuestras creencias o el tipo de música que preferimos, nos dan sentido de pertenencia y las vemos como algo que nos caracteriza y diferencia de los demás.
Los lenguajes que hablamos también son parte de nuestra identidad, seamos nativos o no, ya que al practicar un idioma somos parte del grupo de sus hablantes. ¿Cuál es la relación entre ellos y nuestra identidad?
Sabemos que existen miles de idiomas en el mundo, y que esta diversidad lingüística está formada por grandes grupos de hablantes que a su vez se dividen en pequeños grupos. En este momento estás leyendo un texto en español neutro, sin embargo existen diversas variantes del español que incluso llegan hasta Filipinas.
En un mismo país hispanohablante podríamos registrar muchos tipos de español. El contexto social y la edad también marcan diferencias en las formas de hablar, creando aún más diversidad. El mosaico de todo lo que puede definir a una persona, entonces, se extiende hasta el infinito.
Un lenguaje es una forma de nombrar la realidad. No es lo mismo decir computadora que computador, como los españoles. El acento también cambia entre todos los tipos de español, lo cual implica que hay diferencias en nuestra forma de usar el aire con el que creamos nuestro habla.
Hablar otro idioma es un reto para las estructuras de pronunciación y pensamiento a las que ya estamos acostumbrados por nuestra lengua madre. Aprenderlos implica usar de forma diferente los sustantivos, los verbos y por supuesto los sonidos. Educar nuestra mente y nuestra voz le agrega algo nuevo a nuestra identidad.
No somos solo el lugar en el que crecimos, porque todo cambia y llegamos a nuevos territorios y conocemos nuevas palabras, que nos conectan con otras culturas. Y de todo lo que aprendemos y vemos, tomamos algo que se queda con nosotros.
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